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KALKUTÚN: JUICIO A LOS BRUJOS

En lo más profundo del archipiélago de Chiloé, bajo la tierra húmeda y el eco de los tambores, se esconde una de las historias más oscuras de Chile: la leyenda de Quicaví.
Allí, en una cueva subterránea invisible para los ojos de los incrédulos, se reunía La Recta Provincia, la sociedad secreta de brujos más temida del sur.
Se dice que practicaban magia ancestral mezclada con rituales traídos por los conquistadores, y que su poder podía curar… o condenar.

El pacto con el demonio se sellaba con sangre y silencio.
Quien ingresaba debía renunciar a su alma y vestir el macuñ, una piel humana curtida que les permitía volar por las noches sobre los bosques y canales.
Dentro del calabozo de Quicaví, los brujos aprendían el arte del veneno, la metamorfosis y la venganza.
Su dios no era el cristiano, sino El Imbunche, criatura deformada, guardián del secreto, mitad hombre mitad advertencia.

En 1880, todo cambió.
El Estado chileno, temeroso del poder de lo invisible, llevó a juicio a los brujos de Chiloé.
Los acusaron de asesinatos, hechicería y pactos con el diablo.
Fue el primer y último juicio por brujería en la historia del país, un enfrentamiento entre la fe, la justicia y lo que habita en las sombras.

KALKUTÚN revive ese momento olvidado entre mito y verdad.
Una película que emerge desde la niebla y la memoria del sur, donde la superstición fue ley y los espíritus nunca dejaron de hablar.